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Articles by Keila Ochoa

Se escapa entre los dedos

Después de volcar torpemente mi vaso en la barra del restaurante, el líquido empezó a derramarse por el borde hasta el piso. Por la vergüenza, traté de atrapar el agua haciendo un hueco con las manos. Mis esfuerzos fueron inútiles, ya que casi toda la bebida se escapó entre los dedos. Al final, en la palma de mis manos, apenas quedó una pequeña cucharadita, mientras que mis pies estaban en medio de un charco.

Una buena herencia

L os abuelos Harris no tenían mucho dinero, pero se las arreglaban para hacer que cada Navidad fuera memorable para mis primos y para mí. Siempre había mucha comida, diversión y amor. Además, desde niños, aprendimos que quien hizo posible esta celebración fue Jesús.

Mejor que una piñata

En México, no puede haber una fiesta sin piñata: un recipiente de cartón o arcilla lleno de golosinas. Los niños la golpean con un palo y tratan de romperla, con la esperanza de disfrutar de su contenido.

Lo bueno, lo malo y lo feo

Un amigo querido me mandó un mensaje de texto que decía: «¡Me alegra tanto que podamos contarnos lo bueno, lo malo y lo feo!». Somos amigos desde hace muchos años y hemos aprendido a compartir nuestras alegrías y fracasos. Reconocemos que estamos lejos de ser perfectos, por eso hablamos de nuestras luchas, pero también nos regocijamos en las victorias del otro.

Escuchar a Dios

A mi hijo le encanta escucharme hablar, excepto cuando lo llamo con firmeza y en voz alta, y pregunto: «¿Dónde estás?». En esos casos, por lo general, lo estoy llamando porque se metió en algún lío y está tratando de esconderse. En realidad, mi intención es que mi hijo escuche mi voz porque me preocupo por su bienestar y no quiero que se haga daño.

El tesoro en la tumba 7

En 1932, el arqueólogo mejicano Antonio Caso descubrió la Tumba 7 en Monte Albán, en Oaxaca. Encontró más de 400 objetos, incluidas cientos de joyas prehispánicas a las que denominó «El tesoro de Monte Albán»; uno de los hallazgos más importantes de la arqueología mejicana. ¿Te imaginas la emoción de aquel hombre al sostener una copa de jade en su forma más pura?

¡Pan!

V ivo en una pequeña ciudad mejicana donde todas las mañanas y las tardes puede escucharse un grito distintivo: «¡Paaan!». Un hombre en una bicicleta, con una canasta enorme, ofrece una gran variedad de panes frescos, dulces y salados. Antes, yo vivía en una ciudad más grande, donde tenía que ir a comprar pan a la panadería, pero ahora, disfruto de que me lo traigan fresco a mi casa.

Aprender a contar

Mi hijo está aprendiendo a contar hasta diez. Cuenta todo, desde juguetes hasta árboles. Incluso, cosas que yo tiendo a pasar por alto, como las flores silvestres camino a la escuela o los dedos de mis pies.

Seguir trabajando bien

A mi hijo le encanta leer. Si lee más libros de los que se le exigen en la escuela, recibe un certificado como premio. Ese pequeño estímulo lo motiva a seguir trabajando bien.

Un grato olor

Una perfumista dice que puede reconocer ciertas fragancias y saber quién combinó las esencias. Con solo olfatearlas, puede decir: «Esta es obra de Jenny».